Por Marisol y Jose Antonio
RoldanUna legendaria profecía sobre doncellas libertarias
hablaba de ella siglos antes de que naciera, y contaba que: "el trono de Francia
sería perdido por una mujer, y ganado en reconquista por una doncella. La
doncella sería una elegida por Dios. Nacería cerca de un encinar de
Lorena".
¿Elegida por las huestes celestiales y armada por objetos de poder
cósmico?Lo que no relataba la leyenda eran sus proezas,
sus videncias, sus pequeños milagros y sus armas de poder sobrenatural. Una
armadura hecha para ella y regalada por Carlos VII. Pero, ¿diseñada según le
indicaron las voces celestiales?...blanca, para resaltar en la noche y se
distinguible. ¿Por qué?, ¿para qué la viera el enemigo, para qué le vieran sus
tropas o simplemente para ellos desde los cielos localizarla fácilmente?. Y,
¿por qué tendrían ellos que localizarla visualmente?. Tal vez, ¿para hacer
funcionar el estandarte que le regaló el propio "rey" celestial o la espada que
le concedía el poder sobrenatural en batalla a una niña sin apenas fuerzas
físicas?, o, ¿ambas cosas?. La leyenda cuenta que el estandarte además de
símbolo en la batalla era un descarado enfrentamiento al enemigo inglés contra
el que luchaba Juana de Arco. Ese mismo mito sin quererlo, resalta que, en plena
batalla cuando Juana estaba en comunicación auditiva con las entidades
celestiales. La tela del estandarte refulgía entre las multitudes de una manera
esplendorosa, llegando incluso a deslumbrar al enemigo que viniera en contra a
caballo.
De pastora de ovejas, a pastora
de ejércitosPara conocer a Juana...¿quién era?, ¿quién la eligió?
y ¿para qué?, antes deberíamos de entrar de lleno a la historia que como mortal
le tocó vivir en un momento de nuestra biografía humana. Para entender bien si
era una loca, una poseída, una iluminada o una idealista deberíamos dejarnos
acariciar por su medieval época. Entrar de lleno en su mundo de aldeana y las
influencias que tenía destinadas en su vida, tanto a nivel personal como
emocional. Al fin de cuentas Juana era otra niña sencilla elegida por entidades
divinas como lo eran otros casos de apariciones marianas o de damas blancas. Lo
único que las distinguía es que mientras los otros se limitaban a transcribir
los mensajes de sus guías espirituales ella se vio inmersa de lleno en una
batalla cuerpo a cuerpo para salvar un trono, el de Francia. Y logró salvar la
empresa. Se convirtió en una heroína viva, una "Arturo" empuñadora de una espada
mágica, con un corazón puro y rebosante de fe que la llevaron a ser la única y
última de los cruzados europeos.
La
llegada de los prodigios...una niña rendida a los celestialesAl
noreste de Francia corría cristalino el río Mosa y mientras avanzaba cruzaba las
tierras de Domrémy, una pequeña aldea junto a un centenario bosque de robles
retorcidos, donde las leyendas de brujas eran el pan de cada día desde hacía
siglos. Corrían los albores del S.XV, el pueblucho contaba con apenas cincuenta
casas de labriegos. Que aún siendo habitantes de tan pequeño territorio tenían
el corazón dividido entre dos patrias diferentes: Francia e Inglaterra. Una
división ficticia que se personificaban en los dos terratenientes de la
localidad. El ducado Francés de Lorena y el ducado de Bar, fiel a los
anglosajones que no habían querido rendir pleitesía al trono
francés.
Cien años de cruenta guerra por repartirse el trono de Francia
se llevaban sufriendo en estos lares. Ya ni siquiera se luchaba por la cuestión
política o por la riqueza de los territorios se trataba de imponerse como los
vencedores a toda costa, por cuestión de honor y supremacía nacionalista. Un
hecho que no era la primera vez que sucedía en nuestro mundo ni sería la única
que acontecería en nuestra breve historia. Pero en cuyos renglones y en cuyas
batallas surgió una figura de mujer libertadora, heroína de capacidades
extraordinarias. No sólo para transmitir idealismo a los de más aquí, sino para
conectar con entidades del más allá. Un lugar que ella no dudaba fuese el cielo,
el reino celestial.
Cien años de continua contienda culminaron en una
tregua por la que Enrique V de Inglaterra al casarse con Catalina de Francia
optó al trono (Tratado de Troyes). La tregua terminó a la muerte de los
firmantes cuando una malévola reina regente Isabel dio a entender que su hijo
Carlos VII era un bastardo, lo que le costó a éste el trono legítimo de Francia.
Un trono por el que todos luchaban pero en realidad no existía.
La corona
no se cernía sobre ninguna cabeza. El heredero Carlos no tenía ejército ni
dinero para enfrentarse a Inglaterra y defender sus derechos. Tampoco estaba
rodeado de asesores fieles, sino por un puñado de consejeros y ministros
vendidos al mejor postor, cuyo único afán era enriquecerse. El propio primer
ministro de Carlos era rico gracias a la fortuna de su primera esposa, a la cual
asesino. Como hizo con su adversario en la irreal corte francesa. Se dedicaba a
ganar favores prestando partes del capital que poseía. El propio futuro rey era
uno de sus mayores deudores, así que hacía lo que este buen señor, La Tremoille,
le aconsejaba. Con un títere sin futuro, ¿qué posibilidades tenía Francia de
seguir siendo una monarquía?.
Los políticos, los economistas, el pueblo y
la iglesia aún partidarios a Francia se contaban por racimos esparcidos por
colonias al sur del país. La lucha por seguir fieles a sus ideales nacionalistas
las llevaban por separado. El pueblo repartidos en pequeñas aldeas como la de
Domrémy se las había ingeniado como podían para soportar las incursiones del
enemigo, guarneciéndose en pequeñas fortificaciones construidas en común por los
moradores de las aldeas. Un siglo XV donde lo católico estaba en el alma de los
desesperados franceses que tenían aún esperanzas de seguir siéndolo. Pero que
debía compartir territorio con lo pagano de estas tierras europeas desde antaño
plagadas de mitos, leyendas y rituales de origen incierto. Una época la medieval
donde el espíritu de Camelot rondaba en la mente de todo el mundo. Aunque de
origen británico había atravesado fronteras, protegido por su Merlín mágico y la
firme mano de un rey todopoderoso y complaciente con su pueblo, al que conocían
como Arturo.
¿Nació para ser "distinta" o
era una "loca de su tiempo"?Bajo el influjo de estas
circunstancias, en una de las cincuenta casas de Domrémy, nació una niña. Hija
de un labriego luchador, firme en su fidelidad al trono francés. Católico
ferviente e incansable Jacques d'Arc. Era la menor de cinco hermanos. Y le
correspondía el trabajo de pastoreo de la finca, pese a que no le gustaba esa
faena rigurosa y monótona. Que sólo se rompía, para su alegría, en las horas de
misa o para festejar algunos de los rituales paganos de Lorena (entre otros, los
solsticios).
La iglesia la tenía muy cerca y a ella le encantaba
visitarla a diario. Poseía un afán por la confesión continuada. Hecho que al
parecer tenía un poco enfadado al párroco de la localidad. Las fiestas también
estaban cerca suyo. En en el bosque junto a su casa estaba el árbol de las hadas
y un poco más allá Juana también bebía en el caño de la fuente del Brezo. Una
fuente natural, la agua de la cual aseguraban los lugareños poseía propiedades y
virtudes mágicas.
Si la situación política era constante en la vida de
Juana, acostumbrada a esconderse en la torre tras el repique de campanas de
alarma, la situación mágico-religiosa desde luego no le era desconocida a esta
pequeña analfabeta que no recibió cultura alguna. Su ferviente deseo de rezar,
la oración y la penitencia a su corta edad nunca supo exactamente cuantos tenía-
la hacían diferente de las otras niñas de la aldea. Ella perseguía pasar ratos
con los santos de la iglesia mientras las demás se divertían con los juegos de
infancia.
Ella confesó años más tarde bajo juramento inquisitorial que
empezó a oír y ver cosas a partir de los doce años de edad, más o menos. Esa era
la que ella creía tener por entonces. Nunca hasta el juicio había contado la
verdad total de lo que había vivido realmente a nivel extraordinario con las
voces que escuchó a lo largo de su corta vida. Al parecer, la primera vez,
estaba en la parte trasera del huerto de su padre, tranquila, mientras realizaba
algunas faenas de labriega, sabiendo que un poco más lejos, a su derecha la
protegía la figura estática y pétrea de la iglesia del lugar. De repente un
crujido estruendoso y una luz resplandeciente aparecieron de la nada proveniente
exactamente de allí. Miró y no vio nada. Por encima de su cabeza, alguien empezó
hablar desde arriba. Ella quedó paralizada, llena de miedo y sin poder moverse.
A pesar de que la voz era cálida y le susurró palabras de alegría, además de
algunas de consuelo:"Sé buena y piadosa Juana. Grandes cosas se esperan de ti".
Días después sucedería el mismo fenómeno paranormal y luego una tercera ocasión.
Pero en esta, la muchacha quiso entender que quien le hablaba era el Arcángel
San Miguel. El capitán de las huestes de los ejércitos celestiales, el que
blandiese la espada divina de la justicia, y cómo no, curiosamente el mismo San
Miguel que estaba desde hacía años elegido como patrón de Francia. Al parecer
esta voz nunca le dijo quién era ni ella lo preguntó. Por un tiempo tuvo dudas,
pero como lo que le enseñó y aleccionó era para defender a su país llegó un
momento en que la duda se desvaneció. Debió ser por los días en que lo vio por
primera vez.
Lo describió como un ser alado y luminoso que descendía de
los cielos. Manteniendo siempre el diálogo suspendido en el vuelo. Los
encuentros terminaron siendo tan asiduos que eran hasta de tres por semana. Sin
embargo, un día el ángel no vino sólo. Dos mujeres elegantemente ataviadas y con
coronas de oro le acompañaban. Ella entendió que eran Santa Catalina y Santa
Margarita, dos vírgenes mártires que entregaron su vida por la pasión de su fe.
Pero los nombres tampoco parece ser que se los puso, otra que no fuera, ella
misma. El ángel le vaticinó que por un tiempo ellas y no él serían las que
vendrían a verla, para instruirla :"ellas te visitaran en mi lugar, porque han
sido designadas para guiarte y aconsejarte. Cree cuanto te digan y haz lo que te
ordenen, porque esta es la voluntad de Dios".
Ella había sentido desde la
más tierna infancia predilección por las vidas de estas dos santas. Tal vez por
eso "quiso reconocerlas en estas dos mujeres luminosas". Dijo en el juicio que
desprendían una fragancia muy envolvente y seductora . Se postró ante ellas y
obedeció haciendo voto de castidad perpetua. Durante cuatro años nadie supo de
las experiencias de Juana, a excepción de su confesor que pudo haberse llevado
el secreto a la tumba. La pequeña se preguntaba que podría hacer ella y entonces
se le reveló su misión, que no era una sino tres: "auxiliar y liberar a la
asediada ciudad de Orleáns, coronar un nuevo rey en Francia, un rey legitimo y
debía de hacerlo en Reims, después debería expulsar a los ingleses rezagados de
su nación".
Pero, ¿qué armas tenía aquella pastorcilla para tan grandes
empresas?, sólo la fe y la obediencia a unas voces que le iban guiando cada paso
a realizar, uno por uno, con concretas instrucciones que debía de seguir. Un día
a los dieciséis años fue apremiada por el arcángel y las santas. Debía de
partir. Y lo hizo furtivamente y en la noche aconsejada por las voces para que
no fuera detenida por su padre. Él se lo hubiera impedido, porque había tenido
sueños premonitorios sobre la pequeña. Las voces debían de saberlo.
Esos
seres estelares que se presentaban como mano divina con un plan establecido para
que Juana cumpliera, además de espectaculares en belleza y de irradiar luz se
rodeaban de fenómenos paranormales como los sonidos estrepitosos que presagiaban
a la infantil criatura de su llegada o el haz de luz que nadie, salvo ella veía
tras la iglesia. Y que con los años demostraron ser conocedores del presente, es
decir conocían lo que estaba sucediendo en varios sitios simultáneamente. Y como
si de un compleja red informativa se tratara no dudaban en poner al corriente a
la joven de lo que ocurría. Asimismo se presentaban como inspirados profetas y
videntes capaces de ver el futuro inmediato de ella y de su patria, así como de
sus seres queridos. Pero nunca le avisaron de que le abandonarían en su triste
final, a la edad de diecinueve años. Y, ¿por qué insistieron en la necesidad de
que la mujer jurara lealtad a Dios, fe, obediencia y sobre todo castidad?. El
camino a la gloria prometida... el largo peregrinaje para ser creída la "enviada
de dios".
Una vez huida no podía presentarse ante los leales del rey para
que estos le llevaran a su presencia. Por si sola, siendo mujer, doncella y sin
títulos nobiliarios no tenía sentido. Sin embargo, acudió a la ayuda de su
primo, Durand Lassois para pedirle apoyo y protección. Para conseguirlo se
presentó ante él como la nombrada en la profecía. Era ella la doncella
prometida. Su primo parece ser que la vió tan convencida que la creyó
firmemente. Y, ¿si se anunció como parte de la profecía de la doncella no
indicaba eso que ella la conocía, la había estudiado y se reconocía a si misma
como posible protagonista?.
Se presentó varias veces ante el capitán del
ejercito de Carlos VII, Robert de Baudricourt, al cuál la primera ocasión
reconoció sin que nadie se lo señalase entre la multitud. Pero el soldado la
creyó loca. En una de las ocasiones le advirtió que una batalla estaba
sucediendo en esos momentos y que por no haberla escuchado había sido una
derrota. El militar no le hizo caso. Días después, Juana fue visitada por un
sacerdote y el capitán. Lo que había dicho era cierto. ¿Estaban ante una bruja?
o, ¿realmente ante una enviada del "rey celestial que quería salvar a Francia"?.
El monje blandiendo su crucifijo se acercó iniciando un exorcismo, revistió su
estola y le advirtió: "Si eres hija del infierno, apártate de nosotros, si eres
hija de dios, acércate". Juana visiblemente enfada ante la duda se postró de
rodillas y así decidieron que era una santa y no una bruja...pero eran
necesarias más pruebas religiosas antes de creer totalmente en
ella.
Cinco hombres, caballeros, la escoltaban. Por eso y porque debían
atravesar campo enemigo se tuvo que vestir de muchacho. 563 kilómetros a caballo
recorrió como muchacho desde Vaucolers al castillo real de Chinon. A mitad de
camino se detuvieron en Fierbois, donde ella visitó una iglesia en honor a Santa
Catalina. Llegada a la corte entró y abriéndose paso entre la multitud se acercó
al futuro rey, a pesar de que quisieron ponerla a prueba diciéndole que era
otro.
Carlos le pidió pruebas para saber que realmente era una enviada
del reino celestial. Ella dijo que sí , pero que se las daría a nivel privado.
En un anguloso rincón de la estancia se acercó al oído del Príncipe y le dijo
algo que iluminó el rostro de él como si desapareciera el misterio. El rey la
aceptaba como enviada , pero la corte no. Hartos de la importancia que estaba
adquiriendo la joven de dieciséis años, la atosigaban pidiéndoles pruebas
públicas de su santidad, pero ella se negaba. Decía que la llevaran a Orleáns,
que esa era la prueba que lo demostraría. Ella quitaría el asedio de esa ciudad
por obra divina. Pero no se conformaron. El tiempo que pasó bajo tutela real en
Poitier, cuna de teólogos y doctos de la época, fue sometida a continuas
peticiones de pruebas, que ella rehusó ofrecer. Un teólogo terminó por
desafiarla interrogándola sobre las entidades que se comunicaban con ella. Su
pretensión era averiguar si éstas eran de origen divino o maligno. "Según las
voces que dices oír, Dios desea librar al pueblo de Francia de su
aflicción...¿para qué se necesitan los soldados?", Juana respondió sin pensar
como sino fuera ella la responsable de su lengua: "Los soldados lucharán en
nombre de Dios y el Señor les dará la Victoria". Otro monje prosiguió el
interrogatorio: "en qué idioma te hablan esas voces de tu cabeza", Juana volvió
a responder sin titubeos. "No están en mi cabeza sino sobre y fuera de ella, y
me hablan en un idioma mejor que el vuestro". El monje hablaba un francés con
acento lemosín muy cerrado, todos rieron de la ocurrencia. Más preguntas para la
niña, más sorpresas para los adultos. Llegado un momento Juana siguió: "no sé
distinguir la A de la B, pero Dios me envía para otra cosa, para romper el cerco
de Orleáns". Los monjes terminaron por darle el visto bueno. No era un ser
maligno.
Carlos le dio una armadura blanca como regalo. Construida en
pulido metal, del color que ella decidió por consejo de sus voces. Era lisa como
correspondía a un caballero sin linaje, pero sobre su pecho se dibujaba el
rostro de cristo cruzado por un arco iris. De una mano sostenía la bola del
mundo y con la otra bendecía. Un poco más abajo podía leerse Jesús-María. Le dio
un pequeño puñal que envainó, pero rehusó la radiante espada del monarca,
argumentando que ella tenía órdenes divinas de utilizar sólo una espada en
concreto.
Un pequeño primer milagro...La
espada de Santa CatalinaUna que le habían descrito en su visión
en la iglesia de Santa Catalina, lugar donde las voces le dijeron que volviera a
buscarla. Esta espada debería de estar escondida en tierra y en su empuñadura
irían grabadas cinco cruces. Así la reconocería. Esa espada la haría invencible
(curiosamente como Excalibur hizo a mítico Arturo). Al mismo tiempo blandía el
estandarte que le fue entregado durante su instrucción en la aldea por el
arcángel. El mismo alado le había dicho que era un estandarte "especial", pues
estaba confeccionado por el propio rey de los cielos. Efectivamente tras un poco
buscar, los monjes de Santa Catalina hallaron en un nicho una oxidada espada con
cinco flechas en su empuñadura. El herrumbre caía tan fácilmente al ser limpiado
el acero que tanto su encuentro como su restauración fueron el pequeño primer
milagro de Juana de Arco.
El monarca la miró sorprendido. Aquella
doncella de rasgos infantiles no tenía miedo a los poderosos arcos ingleses. No
era como el resto de sus soldados, que temían por los certeros apuntes de las
flechas inglesas capaces de atravesar las corazas de su ejército. ¿Acaso no
conocía el poder de los arqueros enemigos o tal vez ella realmente se creía en
protección divina?. Juana le confesó que lo segundo.
Ataviada ya caminó a
Orleáns, donde fue recibida como una leyenda viva, logró entrar sin un rasguño,
ningún problema. Trajo alimentos a los ciudadanos y les dio esperanza. La ciudad
en realidad no vivía un cerco total, algunas salidas seguían abiertas, pero era
muy difícil sortear el paso por el terreno hostil del contrario. Las voces le
apremiaban. Lo que indicaba que había un tiempo establecido para que los sucesos
acontecieran según lo que "ellos tenían previsto". Esas palabras en sus oídos y
su cabeza, que hoy en día serían tachados por esquizofrenia la hacían ausentarse
en pensamiento y eso provocaba especulación en su entorno. Típico de los que
observan con temor algo que no reconocen y del que no entienden sus límites, ni
poder. ¿Sería ciertamente una enferma?...tal vez una muestra de personalidad
múltiple. Se dice que por lo general un individuo afectado por esta psicopatía,
ni tan siquiera sabe que tiene varias personalidades. Ni que éstas existe, sólo
es consciente de la activa, mientras una se accionan, las demás se aletargan.
Pero también es cierto que para intentar explicar casos de posesión a nivel
clínico se valoró la posibilidad de que una de estas personalidades, además de
ser dominante, conocía la existencia de las otras y las sometía a su voluntad,
según sus intereses.
Si eso era lo que vivía Juana, desde luego su
personalidad dominante, además de inteligente, era diestra en el engaño a sus
otros "yoes" y se les presentaba como fenómenos paranormales o divinos. Pero
seguiría sin explicar porqué se produjeron aciertos de futuro y presente. No
explicaría la suerte de los milagros. Ni tendrían sentido que la niña los viese
o notase fuera de ella y no dentro...como las luces y los
ruidos....Esquizofrénica, personalidad múltiple y paranoica sería demasiado en
un simple ser, aunque no imposible. Pero si era eso lo que la hacía ver el
destino los que escribimos estas letras también quisiéramos contagiarnos de su
enfermedad.
Se inicia en los sueños
premonitoriosSu padre Jacques d'Arc era una persona con cierto
don. Eso lo podríamos decir hoy en día, ya que en varias ocasiones salvó a su
aldea de las incursiones militares, tras tener ciertas sensaciones
premonitorias. También fue advertido oníricamente del futuro de su hija, al
menos en parte. ¿Pudo ella ser la heredera de unos dones genéticos ?. Si esto
fuera así, ¿las entidades que la tomaron como elegida lo
sabrían?.
Durante las batallas de Orleáns vivió sueños premonitorios,
incluido el de una herida en su hombro causada por una flecha. Avisaba de los
rehenes que aprisionarían, por dónde atacarían, etc. En una de las contiendas
había pactado con uno de sus caballeros que ella esgrimiría su estandarte para
dar la señal de avance. Pero las voces no le dijeron nada. Al estar herida, el
estandarte fue llevado por otro caballero y este a su vez lo paso a uno que
llamaban "el vasco", pero ella no lo conocía. Vio el estandarte de lejos y creyó
que se lo habían robado. El soldado no la reconoció y hecho a correr temeroso de
que se lo quitara. El capitán vio moverse la tela blanca curiosamente
fluorescente en la noche (no existían en ese tiempo tejidos fluorescentes) y
reconoció también la inconfundible armadura de la chica, así que la lucha se
inició. La casualidad (o el deseo Divino -¿sic?-) hizo que vencieran. La leyenda
estaba forjada. La primera parte de su destino cumplida y las voces la
apremiaban para que fuera a Reims a ayudar al rey a convertirse como tal. En la
visita que hizo con tal motivo a Carlos, fue recibida entre el jubilo de las
masas. Recibió una de las pocas muestras de cariño de Carlos, un ligero abrazo,
pero siguió atosigada por preguntas. En esta ocasión se lo pidió el rey, ella
accedió ha hablar de ellas. Cuando se sentía preocupada se ponía a rezar,
entonces sentía como la inundaba la esencia divina. Se llenaba de jubilo.
"Desearía hallarme eternamente en ese estado", confesó. Cuando le hablaban
sentía como si fuera transportada por "un maravilloso arrebato y alzaba los ojos
al cielo"...Cada día el monarca estaba mas impresionado o asustado con la joven.
La impaciencia de esta chica, que le había dicho "utilízame. Duraré poco más de
un año; hagamos durante él cuanto sea posible", le tenía muy inquieto. Y mandó
su ejército al norte para conquistar Reims. Conforme iban avanzando ganaban
sorprendentemente terreno al enemigo, cuando no estos levantaban el campamento y
huían. Pero, ¿por qué esta muchacha quería coronarlo precisamente allí?. Tal vez
la respuesta era tan simbólica como histórica. En el 496 San Remigio coronó allí
al primer monarca cristiano de Francia, Clodoveo. Dicen que el rey fue ungido
por óleo de una paloma blanca que le fue dado al santo. Un óleo que aún se
conserva allí como reliquia. Otra creencia hablaba de que jamás se gastaba por
más que fuera utilizado.
Misión cumplida:
el plan tripartido había sido concluido según lo previsto por el rey de los
cielosY Juana de Arco tras la sonada victoria hizo entrar al
vitoreado futuro monarca a la catedral. La segunda misión ya estaba también
cumplida. Aunque se dice que Carlos seguía teniendo miedo a aquella delgada
mujer impaciente. Mientras esperaba que los políticos decidieran expulsar por
vía protocolaria a los ingleses con pactos, Juana se entretuvo en mantener
adiestrado el ejército. No quería que blasfemaran, ni que anduviesen con
mujerzuelas, pero algunas se disfrazaban con armaduras y seguían con sus
hombres. Juana intentó atacar a una de ellas y la espada que blandía se rompió.
La gente comenzó a murmurar que no era tan milagrosa la espada, pero ella
intentó de convencerles de que esa no era la empuñadura de Santa Catalina. Sin
embargo empezó a correr la voz de que la doncella había perdido su poder.
Presagio de mala suerte como el día de la natividad de María, el día santo que
se tomó París. Si vencieron pero con una victoria irreal que se nutrió de una
gran pérdida de su ejército y de la población civil. La "Santa" perdió su
influencia con el rey, éste se empeñaba en buscar soluciones más diplomáticas, a
estas alturas ya si podía negociar con los ingleses. ¿Para que tenía que seguir
aguantando a aquella chiflada impaciente que tanto pánico le infundía con su
presencia?.A partir de ahora cualquier cosa que sucediera "extraordinaria en
torno a Juana" sería tomado como brujería más tarde. Como el caso del niño
muerto, al que se arrodilló a rezar con otras mozas y que al parecer tras sus
bostezos volvió a la vida para ser bautizado y morir nuevamente.
El complot contra Juana. La hogueraTras
una campaña la dejaron fuera de la protección francesa rodeada de enemigos
borgoñeses, aliados de los británicos (Compiègne). Juana fue atada por los
enemigos, Maniatada la pusieron a cautiverio y la llevaron a Margny. Aunque solo
se pedía rescate por los prisioneros de alcurnia, el extraordinario caso de la
doncella requería también un proceder alternativo. Ellos la odiaban porque era
la culpable de sus derrotas y de la pérdida de la corona francesa. En Francia
era odiada por la iglesia porque nunca había sometido su voluntad a los
intereses de los representantes del clero. Para demostrar que no era la enviada
de Dios urdieron la idea de hacerla morir de una forma que a la vista de todos
demostrase que sólo era una doncella corriente. Juana quiso suicidarse tirándose
de una torre al enterarse que los ingleses se harían cargo de ella. Pero resulto
ilesa. Otro nuevo milagro para la joven. Los ingleses y los borgoñeses
terminaron por pasársela a la iglesia, que sí estaba dispuesta a juzgarla por
brujería. Aunque Juana hubiera muerto de todas formas. Pues sino lo hubieran
hecho los unos lo habrían conseguido los otros. La corona de Francia no hizo
nada por ayudarla.
Durante los juicios no se presentaron pruebas de
crímenes. Los que les habían imputado en Beuvais. por los integrantes de la
diócesis ecuménica. No tenían siquiera base para juzgarla. Desde hace casi medio
milenio llevamos preguntándonos porqué lo hicieron, motivos legales no
existieron en ningún modo.¿Se le juzgó sin causa a ella o a lo que
representaba?.
Si una doncella con diecinueve años tan sólo había logrado
más que todos los caballeros de un reino en cien años era lógico el temor que
despertaba. Entre los enemigos era un flanco a batir y para los franceses un
temor que se pudiera volver contra ellos con el mismo ímpetu que les ayudaba. El
juicio contó con cincuenta jueces, cuando lo normal eran 6 o 7. La tenían
prisionera y por las mirillas de su celda era observada por los curiosos. Vivió
con el miedo de ser violada, constantemente fue torturada con esta idea por los
guardianes de celda. Aunque ninguno se atrevió. Y llegó el juicio donde lo
paranormal se pondría sobre la mesa y sería observado según la luz que
desprendiera el testimonio de la doncella de Orleáns, la ultima cruzado como la
llamaba el pueblo.
No se negó a responder ninguna pregunta pero
intentaron hacerle interrogaciones trampa, dobles sentidos: "¿Iba San Miguel
desnudo?, ¿pensáis que Dios no tiene en su ilimitable reino con que ataviarlo?.
¿Hablaba la santa inglés?, ¿por qué en inglés si luchaba contra ellos?". Viendo
que no se dejaba pillar en errores aquella pastora analfabeta que aseguraba
estar en tutela divina, que el populacho se ponía nervioso y que empezaban a
salir las primeras defensas. El juicio se continuó a puerta cerrada.
Se
negó a vestir de mujer, así que no le dejaban oír misa. Siete días después del
juicio se negó a coger abogado defensor. La acusaron de setenta naderías
mágicas, entre las que se encontraban murmuraciones como que hacía hechizos y
bebedizos. "ha sido divinizada, permitiendo que la adorasen y la venerases, ha
invocado a demonios y espíritus malignos, los ha frecuentado, los ha
consultado..."
La llevaron a la hoguera y allí enferma, desvalida se
retractó por miedo al fuego, se acusó de brujería y pidió clemencia. ¿Quién no
lo hubiese hecho?. Pero, sus voces la recriminaron duramente y pronto volvió a
pedir audiencia para negar que aquello que la condujo por Francia fueran
entidades malignas. Era Dios, su iluminador. Y por él debía de subir nuevamente
a la hoguera.
El final de una
cruzadaJuana negó todo, pero terminó quemada en la hoguera
preparada junto al camposanto, detrás de la iglesia de Saint Quen. Fue quemada
mientras loaba a Dios, mientras llamaba a las voces que ya no escuchaba y al
tiempo que bendecía a su rey Carlos y a su patria, Francia.
Las últimas
palabras que se le escucharon decir fueron: "¡Jesús, Jesús!", gritando
angustiada retorcida por el dolor. Cumplió la cuarta misión que sólo había
confesado al última hora: el martirio y la libertad para ella misma. Ahora la
subirían a los altares junto a sus queridas Catalina y Margarita. Como la
primera llevaría un vestido reluciente, su armadura y blandiría una espada...con
la que ganó Francia (Catalina murió decapitada a espada) y había visto al final
las fauces del dragón que se llevó a Margarita en aquella hoguera que la quemó
viva.
Pero la leyenda continua tras su
muerte...La familia de Juana pidió en 1455 la revisión del caso
de su hija. Se procedió. Esta vez lo hicieron los franceses. Este juicio
promovido por el nuevo rey, que se había mantenido al margen, si fue más legal.
Trajo a la ciudad testimonios de conocidos familiares de Juana, burgueses,
campesinos, soldados, clérigos, etc. Los jueces del primero fueron invitados al
segundo, pero no supieron esgrimir de nuevo las pruebas o simplemente no
vinieron. En 1457 fue declarada inocente. Su beatificación se inició en 1909 y
se incluyó en el santoral en 1920.
No sabemos si Juana era algo mas que
una simple pastorcilla que jugaba a ser santa o heroína, quizás ambas cosas. Una
dotada psíquica que comunicaba entre dos mundos, pero que actuaba a favor de
unos determinados ideales y no otros. Que mostró lo que había aprendido en su
aldea, a luchar contra los ingleses con la fe de su religión y la magia de sus
leyendas. Un ídolo que necesitaba un pueblo para recuperar las fuerzas y volver
a ser uno sólo bajo una monarquía.
Si estuviera en manos de muchos seguro
que su imagen se vincularía al fenómenos de las paraciencias y los ovnis que
actualmente tantos casos testimoniales ofrecen donde las personas oyen voces, se
sienten transportados y ven entidades luminosas que levitan y ordenan con voz
susurrante pero impaciente lo que deben hacer tras esas apariciones. Unos seres
que quizás siempre han estado ahí manipulando nuestra historia y que lo seguirán
haciendo en el futuro, sin que conozcamos su verdadera identidad o sus
intenciones reales. Que se nos muestran como aquello que nos gustaría ver. Se
nos dibujan como las figuras que más nos tranquilizarían, ganándose nuestra
confianza y por consiguiente nuestra voluntad y obediencia.
Tal vez,
Juana de Arco fue una idealista. Esa última cruzada, luchando por el símbolo de
la cruz (los ingleses son anglicanos) cristiana. Una soldado del ejército
celestial que ganó terreno para su causa o tal vez...simplemente tal vez fue una
víctima de su sociedad y sus circunstancias.
Fuente:
http://www.limitesdelarealidad.com